Generalmente los primeros síntomas del Herpes Zóster son picazón, dolor, hormigueo, sensación molesta o sensibilidad al tacto en el tórax, el abdomen o en la cara. Tras los primeros días, comienza la fase aguda de la enfermedad, en la que aparece la erupción cutánea, con ampollas en las zonas afectadas, acompañadas de un dolor punzante. Al cabo de unos 10 días, las vesículas se convierten en costras que, normalmente, duran entre 2 y 4 semanas1.
Antes de que se manifiesten los signos visibles del Herpes Zóster, el cuerpo emite señales de advertencia. Es posible que experimentes molestias como dolor, picazón o sensaciones de ardor en una zona específica de la piel. Estos síntomas iniciales pueden durar entre 1 y 5 días2.
En una semana aproximadamente, las ampollas comienzan a romperse, liberando el líquido y eventualmente formando costras. Durante este período, es vital mantener la zona limpia y evitar rascarse para prevenir infecciones secundarias4.
Después del período inicial, la enfermedad avanza hacia su fase más reconocible. Una erupción cutánea con ampollas llenas de líquido aparece en la zona donde se experimentaron las primeras molestias. Estas erupciones tienen una distribución particular, presentándose generalmente en un solo lado del cuerpo, y suelen aparecer en el tronco, cara, cuello o las extremidades3.
El final de la enfermedad se acerca cuando las costras empiezan a caerse. La piel debajo puede quedar rosada o pálida por un tiempo mientras comienza el proceso de cicatrización. Aunque las manifestaciones visibles del Herpes Zóster pueden haber desaparecido, es importante señalar que el dolor, conocido como neuralgia postherpética, puede persistir en algunas personas4.
Descubre si tú o alguien de tu círculo cercano está en riesgo de padecer Herpes Zóster.
Después de la varicela, el Virus Varicela Zóster permanece latente en el sistema nervioso y puede reactivarse con la edad2.
A medida que las personas envejecen, las células del sistema inmune se debilitan, por lo que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad. Se calcula que aproximadamente más del 90% de los adultos mayores de 50 años se infectaron por el virus que causa la varicela y, por tanto, se encuentran en riesgo de desarrollar Herpes Zóster2,3.
La incidencia del Herpes Zóster en poblaciones inmunocomprometidas crece exponencialmente. Por ejemplo, en personas que hayan recibido trasplante de médula ósea, la probabilidad de presentar un Herpes Zóster respecto a la población general, puede ser hasta 12 veces mayor4.
Consulta con tu profesional sanitario para más información.